Un nuevo ritmo, guiado por la intención.
Júlia Vigas llama a este momento “Nueva Vida”. Marca su regreso a Barcelona tras doce años viviendo en el extranjero. Un regreso lleno de peso, memoria y una nueva perspectiva. Ya no se adapta a lugares desconocidos ni a ritmos marcados por otros. Ahora está aquí, con los pies en la tierra, lista para decidir cómo quiere vivir sus días.

En sus veintitantos, Júlia vivió entre ciudades de Alemania e Inglaterra, criando a sus tres hijos mientras la carrera de su pareja marcaba el compás. Durante esos años, sostuvo todo en silencio: nuevos países, nuevos idiomas, nuevas identidades. Enfrentó la maternidad por primera vez lejos de cualquier red de apoyo, aprendiendo sobre la marcha, muchas veces en soledad.
Pero la distancia también trajo claridad. El contacto con distintas culturas y formas de vida la ayudó a mirarse, a replantearse expectativas y a iniciar un proceso profundo de autoconocimiento. En un periodo especialmente difícil en Inglaterra, comenzó terapia con el deseo de crecer. De vivir con más plenitud y más conciencia de sus propias necesidades.
Ese trabajo continúa. Se manifiesta en pequeños hábitos, de esos que definen cómo empieza el día.

Un ritual hecho de memoria
Antes de que la casa despierte, Júlia se prepara un café. De filtro, como le enseñó su abuela. El proceso es lento, medido. Ese ritual crea una pausa, un momento de calma antes del ritmo familiar. Es suyo.
Hay herencia en ese gesto. Algo que pasa de una generación a otra y se repite cada mañana como acto de cuidado.
“Es mi momento de paz antes del caos.”
Una presencia que aporta

De vuelta en Barcelona, Júlia vuelve a sentirse conectada: con sus raíces, su entorno y los proyectos en los que siempre quiso involucrarse más de cerca. El espíritu emprendedor está en su familia. Creció viendo a sus padres construir empresas alineadas con sus valores. Esa base dejó huella en ella.
Ahora se siente preparada para implicarse con más claridad, experiencia y compromiso, desde el deseo genuino de aportar. Ve valor en hacer las cosas bien, en construir colaboraciones con intención y en rodearse de personas que se implican con la misma profundidad.
“Ya lo hemos ido haciendo, pero ahora que he vuelto, puedo hacerlo mejor y aportando más, estando más presente.”
Hoy, Júlia vive en sintonía consigo misma: con calma, con intención, a su manera.