Nos vamos al lugar donde empezó todo. Y el café también.
En otros artículos ya te hemos llevado a América del Sur y Centroamérica. Si no lo has hecho ya, te animamos a que los leas antes o después para que tengas una visión completa de la importancia del café de especialidad en el mundo.
Ahora nos adentraremos en el África Central. Aquí no solo encontraremos contraste, exuberancia y café. Es difícil acercarse a este continente sin hablar de la época colonial, los exploradores, y también del conflicto.
Las secuelas del colonialismo, la falta de medios y la inestabilidad política, han dejado profundas huellas en esta parte del mundo. Obviar estos detalles no daría una perspectiva del todo completa de la importancia del café de especialidad en la zona. Casualidad o no, de los diez países que recorre el Nilo a lo largo del continente africano, 7 están en esta lista. Te avisamos de que se avecina un viaje movidito, y muy interesante. Despegamos rápido porque hay muchos lugares increíbles que visitar.
Café de Burundi
La guerra civil que sacudió Burundi durante 12 años, y que terminó en 2005, desplazó a miles de personas de sus tierras, dejando la mayoría de cafetos del país abandonados. Pero ahora que ya hace un tiempo que se reinició la actividad, el cultivo de café de especialidad ofrece una oportunidad de recuperación para pequeños agricultores.
Casi todos los cafetos son arábica, y el gobierno está apostando fuerte por la calidad de la producción. Respaldado por familias enteras que se sustentan gracias a estas plantaciones. Lo que las ha convertido en el centro de la actividad económica de Burundi. La falta de salidas al mar, hace que las dificultades en el transporte sean importantes. Sin embargo, sus cafés dulces, con aromas florales y limpios, se han ganado por méritos propios cada vez mayor presencia en el mercado del café de especialidad.
Café de República Democrática del Congo
Se podría decir que fue David Livingstone, en su búsqueda del nacimiento del Nilo, el que puso al Congo en el mapa en 1869. Llamando así la atención de Leopoldo II de Bélgica. Figura que sería recordada con tristeza como una de las más perversas de la historia. Para desgracia de este hermoso país.
Oro, cobre, caucho, cobalto y café, fueron las principales fuentes de riqueza para el rey belga, que en 1908 dejó una herencia de genocidios. Esto derivó en décadas y décadas de conflictos de los que el país está tardando en sobreponerse. En los 70, era uno de los principales exportadores de café del continente, pero las sucesivas guerras civiles, que se iniciaron en 1990 y llegan hasta ahora, truncaron su recuperación.
Lo que una vez se conoció como “el paraíso del café”, tiene potencial para volver a serlo algún día. Gracias a sus montañas, grandes lagos, suelos volcánicos, ideales para cultivar arábica, y personas con ganas de pasar página de una vez por todas. De momento, hay que saber apreciar la dulzura y la acidez de los lotes que nos llegan.
Café de Uganda
Hace siglos, en la costa norte del Lago Victoria, el café robusta crecía salvaje. Uganda es su lugar de origen. Y aunque en la actualidad la producción de arábica es solo del 20%, el país se está optimizando para potenciar estos cultivos. En especial en el suelo volcánico que rodea el Monte Elgon.
El café es su producto de exportación más destacado, y ya que el 85% de los cultivos está en manos de pequeños productores, se dan las circunstancias apropiadas para conseguir cafés de especialidad de alta calidad. En algunos puntos del país, la altitud alcanza los 2300 metros sobre el nivel del mar, y las temperaturas son ideales para los cafés más complejos. Consiguiendo tazas de acidez refinada, sabor afrutado, y ligero dulzor.
Los agricultores están realizando inversiones sin precedentes en nuevas tecnologías, teniendo cada vez menos que envidiar a Kenia. País vecino considerado todo un referente.
Café de Kenia
Fueron los colonos británicos los que expandieron la producción de café orientada a la exportación. Estos excluyeron a los kenianos de las grandes plantaciones. Hoy en día, más de medio millón de pequeños agricultores conforman el 99% de la producción cafetera de Kenia.
Es un país que mantiene su reputación de alta calidad y atención al detalle. Con personal sólido y formado durante años, que emplea estrictas técnicas de clasificación. En Kenia se cultiva en ricos suelos volcánicos, a altitudes entre los 1700 y 2100 metros. Sus cafés de especialidad son aromáticos, con sabor afrutado cítrico y una brillante acidez. De lo mejor del continente.
Café de Malaui
Ante un índice de producción bastante bajo, en Malaui han optado por la calidad. Estas cantidades tan pequeñas se deben a que la mayoría de las fincas cultivan té, nuez de macadamia y tabaco. Las plantaciones de café están en manos de unas pocas cooperativas y 5 grandes propiedades. El gran potencial de este país se encuentra en pequeños agricultores, que están permitiendo establecer medidas más sostenibles en las fincas. Fertilizantes orgánicos, plantas fijadoras de nitrógeno que mejoran la salud, o plantar árboles bananeros, para proporcionar sombra a los cafetos, y forraje a los animales. La principal especie que se cultiva es arábica. Y podemos encontrar cafés dulces, delicados y florales.
Café de Ruanda
Ruanda es un ejemplo de regeneración. Primero se sobrepuso a la influencia colonial belga, que obligaba a los ruandeses al cultivo de café. Y después, a algunos de los acontecimientos más tristes y turbulentos de finales del siglo XX.
Pero la “Tierra de las mil colinas” se ha recuperado, y hoy en día es uno de los países más estables de la zona. El cultivo de café ha tenido mucho que ver en ello, como motor económico. Pieza clave en la lucha contra la pobreza del país, y en algunos lugares, en la integración de las mujeres.
En concreto, el café de especialidad de Ruanda se ha ganado una gran reputación internacional. Grandes altitudes y suelos volcánicos ricos en nitrógeno, son condiciones ideales para obtener cafés de alta calidad, y de gran variedad de sabores. Chocolate, caramelo, mandarina o uva, por citar algunos. Además de una acidez limpia y cítrica.
Café de Tanzania
Retomamos aquí la historia de David Livingston. Fue en Tanzania donde, tras 3 años desaparecido, Morgan Stanley se tropezó con él, casi por casualidad, a orillas del lago Tanganica. Pronunciando la mítica frase: “El Dr. Livingston, supongo”.
O puede que no, y que las palabras que en teoría inmortalizaron el momento nunca salieran de su boca, aunque la leyenda ya es imborrable. Las regiones montañosas de Tanzania favorecen el cultivo de café arábica, que supone el 75% de la producción. Estamos en el lugar donde se sitúa la montaña más alta del continente: el Kilimanjaro, con 5895 metros. En este país, al rededor del 90% de la población activa se dedica a la agricultura, y el café es el segundo producto más exportado, por detrás del tabaco.
La mayoría son pequeños caficultores, agrupados en cooperativas, que realizan sus tareas con poca o ninguna ayuda mecánica. El objetivo para 2021 era introducir al menos el 70% del café del país en mercados de especialidad. Sus cafés se parecen a los de Kenia, aunque con una acidez más suave. Lo que ha propiciado que se le compare con el café de Colombia, llegando a ser una alternativa a este. Lo cual es muestra de su gran calidad.
Café de Etiopía
Aquí comenzó la larga historia del café. Antes incluso de que el ser humano decidiera que era buena idea transmitir conocimientos por escrito. Es el sexto mayor productor del mundo, y también origen de algunos de los cafés más finos y complejos. Más de 15 millones de personas lo cultivan, y supone entre un 25 y un 35% de las exportaciones del país.
Existe una gran variedad genética en los cafetos etíopes. Y esto, a su vez, da lugar a una gran variedad de sabores. En su gran mayoría se cultivan y recolectan con métodos tradicionales y sostenibles, sin fertilizantes químicos ni pesticidas. Ante tal variedad es difícil encontrar notas comunes, pero podemos destacar sus sabores afrutados, cítricos y también florales. En su cultura, beber café es todo un ritual social. Muy vinculado a la convivencia, la hospitalidad y al respeto de las personas invitadas.
Aunque alcanzar una calidad excelente no es tarea fácil, las dificultades del continente africano son muy particulares. Pero si algo tiene el café, además de brindar momentos confortables, es que consigue conectar a las personas a su alrededor. Y el café de especialidad lo hace de forma única debido al compromiso necesario por todas las personas implicadas, hasta que llega a la taza.
En Syra Coffee creemos que una buena manera de honrar tanto esfuerzo, es trayendo algunos de los magníficos cafés que producen en África. Te animamos a que los pruebes.